Microrrelato para Sara Sillero: Pequeña Medusa

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Sara conduce apresurada hacia el centro, ha visto las noticias: una niña de cinco años está sembrando el pánico. Es increíble, la ha encontrado. Todo este tiempo buscando la fotografía perfecta, casi una obsesión la de inmortalizar almas y ahí está ella, la niña que petrifica cuerpos con solo mirarlos.

A medida que se acerca distingue las luces de las patrullas, las cámaras y las ya cientos de esculturas humanas, horrorizadas huellas del camino que ha tomado la pequeña. Sara sólo piensa en el miedo que estará pasando tan sola… entre tanto caos. Se prepara detrás de la esquina, más allá un llanto infantil le avisa de que es el momento de mirar a través del objetivo… enfoca… rastrea… y se topa de lleno con esos ojos de anfibio, hermosos, imposibles. Se acerca despacio sin dejar de mirar a través de la cámara y cuando llega, se arrodilla a su altura y sonríe amorosa para calmarla. Casi al instante la niña se arroja a los brazos de la fotógrafa llorando desconsolada: “Tranquila pequeña, te llevo a casa… te leeré un cuento, te haré una trenza con las víboras antes de dormir y te daré todos los besos de madre que te han faltado hasta hoy, mi amor”.

Susana Armengol

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