Me he quedado sin palabras conociendo tu historia, Sara. Eres el ejemplo más claro de que los límites tan solo están en nosotros mismos. Mujer valiente, imparable, sencilla y amorosa por igual, te haces querer amiga. El día que quedamos para tomar un café y conocernos mejor, quedé prendada, absolutamente enamorada de la mujer que eres y pensé: Dios mío quiero ser como ella o, mejor aún, que se convierta en una gran amiga para quererla siempre… ojalá. Entre tanto, nos deja la historia de su metamorfosis, cómo se aventuró con la fotografía y encontró su elemento, su pasión. Ella nos cuenta esta historia personal en la cual encontraremos estímulos y fuerza para seguir luchando por nuestros sueños. Gracias por compartirla con la tribu.
Mi historia
Esta es la pequeña historia de un sueño, un sueño que se llevaba forjando desde que era tan solo una niña, e incluso diría que nació conmigo, pero estaba oculto.
Dicen que todos nacemos con un talento para algo, pero ésta sociedad te dice lo que debes hacer, y qué caminos elegir para tener un “buen futuro” y los talentos quedan escondidos en una parte recóndita de nuestro cerebro, y solo un acto valiente les hace salir.
Cuando estaba embarazada de mi segunda hija mi vida dio un vuelco, la empresa donde llevaba trabajando 12 años se iba a pique y, afortunadamente, supe verlo a tiempo y pude salir antes de hundirme con ellos.
Cuando di a luz decidí que estaría dedicada unos meses a mi pequeña, pero siempre me rondaba la idea de qué haría con mi vida laboral.
Y entonces encontré un taller muy motivador sobre cómo montar tu negocio online y, a partir de ahí, mi cabeza no paraba de pensar qué camino sería el mío (blog de maternidad? Webs? Bebés?) estaba todo el día pensando donde estaba mi futuro porque tenía el presentimiento de que estaba delante de mis narices y no lo veía.
Un día navegando por internet, vi fotos que una mamá le hacía a su bebé mientras dormía y pensé: qué chulada, ojalá yo pudiera ser capaz de hacer algo así…
Ojalá pudiera ser capaz…
Ojalá pudiera ser…
Lo seré.
Recuerdo que cuando le conté a mi madre que quería dedicarme a la fotografía me dijo: – lo que no sé es cómo no te has dado cuenta antes, si desde bien pequeña te gustaba coger la cámara!
Mi madre sabía que esa semilla estaba en mí, pero no la había regado lo suficiente para crecer.
Empecé a formarme en la fotografía, y tuve claro que ese era el camino.
Muy rápido entendí el funcionamiento que tan lioso parecía, diafragma, iso, velocidad, profundidad de campo…
Hice varios cursos de formación, y llegué a la fotografía infantil, ahí vi claro que podía juntar mis dos pasiones, los más pequeños y la fotografía.
Y así poquito a poco comencé lo que hoy es mi forma de vida: Sara Sillero Fotografía, donde soy autónoma, y tengo un trabajo que me apasiona, y en el que puedo organizar mi tiempo sin tener que pedir permiso a nadie para quedarme en casa cuando mis hijas enferman, o quiera ir a ver sus bailes y actuaciones.
Trabajo mucho, muchísimas horas de edición frente al ordenador (que por otro lado me encanta) muchos kilómetros con el coche para desplazarme a casa de los recién nacidos allí donde me contratan.
Pero soy FELIZ, a pesar de que son casi las 3 de la madrugada cuando estoy escribiendo esto, porque acabo de terminar de editar una sesión.
Desde el primer momento creí que sería capaz de hacerlo, creí en mí, en mi proyecto y en que existía un futuro mejor que trabajar para otra persona en una oficina.
Como dice una de mis maestras Mara Saiz, que tanto admiro y quiero: “creer es crear” y desde que me dije a mi misma: creo en mí, y seré capaz de conseguir mis propósitos, soy otra persona.
Me queda aún mucha formación, mucho que aprender de los grandes, mucho que vivir, pero sé que estoy en la dirección correcta, tan solo tengo que dejarme llevar.
latribudelaluna.wordpress.com 