Te cambio unas alas por un juguete

Abuh no quiere salir de la tienda. María, su amiga de la ONG, le ha dicho que no tiene de qué avergonzarse. El resto de refugiados no se burlarán. Además, ha venido la prensa internacional. Esto es bueno porque saldrán en las noticias de los países ricos y, con suerte, aumentarán las donaciones. María traduce el dato en su mente como un aumento del suministro de medicinas y alimentos. Abuh piensa en regalos de Navidad, en balones de fútbol.

De mala gana, se quita la raída camiseta y despliega sus nuevas alas. María acaricia el suave plumón que ya está cambiando a níveas plumas, en contraste con la piel de ébano del pequeño.

Abuh sale de la tienda sin soltar la mano de María. Los flashes le dan miedo y sus amigos miran la escena desde lejos, sin comprender. Con un leve gesto de hombros bate las alas. Ojalá mis amigos no dejen de jugar conmigo después de esto, piensa Abuh.

Susana Armengol

Felices Fiestas

Deja un comentario